sábado, 11 de septiembre de 2010

DICHOS CHINOS II

Si vas a comprar no empieces por enseñar el dinero.

Jamás desesperes en medio de las más sombrías aflicciones de tu vida, pues de las nubes más negras cae un agua limpia y fecundante.

Ser amable es ser invencible.

No confundas, jinete, el galopar del caballo con los latidos de tu propio corazón.

Nada falta en los funerales de los ricos, salvo alguien que sienta su muerte.

Si no quieres que nadie se entere, no lo hagas.

La medicina sólo puede curar las enfermedades curables.

Hay que subir la montaña como viejo para llegar como joven.

Cuando un Estado ha conseguido cinco grandes victorias, está en la ruina.

Cuanto más gordo sea tu enemigo, mejor para vencerle. Es más fácil clavar un cuchillo en el buey que una uña en la pulga.

Sólo si declaras la guerra a todas las religiones, estarás en paz con Dios.

Disfruta hoy. Es más tarde de lo que crees.

Nunca se pierden los años que se quita una mujer, van a parar a cualquiera de sus amigas.

Un hombre tiene la edad de la mujer a la que ama.

La esperanza es como el azúcar en el té. Aunque es muy poca, todo lo endulza.

Todos los hombres son sabios; unos antes, los otros después.

El hombre tiene dos ojos para ver, la mujer para ser vista.

Ganar un proceso es adquirir una gallina y perder una vaca.

El espíritu camina más que el corazón pero no va tan lejos.

El hombre que no sabe sonreír, no debe abrir una tienda.

Conocer a los otros no es más que ciencia; conocerse a sí mismo es inteligencia.

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